El conde Drácula, como lo conocemos, es una invención del escritor irlandés Bram Stoker. En cambio, Vlad el Empalador tuvo una vida muy diferente de la cinematográfica. Este príncipe de Valaquia (antiguo principado que, con Moldavia, formó el reino de Rumania) era conocido por su crueldad y por los castigos que infligía a sus enemigos, especialmente a los guerreros del imperio otomano con quienes luchó y de los que fue prisionero.
Durante su cautiverio sacrificaba animales y bebía su sangre. esta es quizás la única semejanza entre realidad y ficción. Así, el castillo de Bran, el conocido como el de Drácula, en la frontera de Valaquia y Transilvania, es el escenario perfecto para este personaje que obtuvo cierta notoriedad fuera de las fronteras de Rumanía, y por tal motivo se ha convertido en una de las fortalezas mas visitadas de Europa.
Supongo que este dato ha sido relevante para que el gobierno de Rumania, en una campaña de márquetin para animar a sus ciudadanos a vacunarse, ofrezca vacunas gratis (y sin cita previa) a quién se presente a visitar el recinto, y que además tendrá acceso gratuito a los 52 instrumentos de tortura que hay dentro del castillo. La idea es atraer turismo a la zona de los Cárpatos, a 170 kilómetros de Bucarest, donde el turismo sufrió un fuerte bajón. Vamos, que antes te pegaban un mordisco, y ahora te pinchan con una jeringuilla.
Por apenas 289 euros (vuelos desde Oporto con Lufthansa, vía Frankfurt, y tres noches de hotel 4 estrellas, aug21) se puede comprobar in situ si los vampiros existen o son pura leyenda.



La escritora Xela Arias, homenajeada de las Letras Galegas 2021, tradujo del inglés al gallego esta obra del escritor Stoker
