Hace ya 30 años que mi amiga Nana me invitó a conocer lo que en aquella época se conocía como Yugoslavia. Era mi primer viaje en avión. Durante siete días, realizamos una excursión todo en autocar con la finalidad de conocerlo, pues en aquel momento era uno de los principales destinos del Mediterráneo.
Para conseguirlo, Drazena -así se llamaba la guía que nos acompañaba durante todo el circuito- se esmeró en detallarnos varios puntos. Nos habló de la variada gastronomía, de su extenso patrimonio, de sus costumbres y también, aunque lo comentaba muy discretamente, de las diferencias religiosas y culturales. Toda esa información me hacía presagiar -lo que hoy en día es un hecho- que estábamos visitando varios países en uno. Había sido un viaje muy intenso y concentrado. Cada uno o dos días dormíamos en diferentes ciudades. En cuestión de horas pasamos de Zagreb a Liubliana, de Dubrovnik a Split y de Mostar a Sarajevo. Fue en esta última donde mas énfasis puso en las explicaciones, justificándose con una leve sonrisa, en que lo hacía por ser su localidad natal. De aquel territorio de la antigua Yugoslavia de Tito se han creado en estos últimos años seis repúblicas con soberanía propia y notables diferencias.
Estos días la prensa nos recuerda que croatas y musulmanes firmaban, el 23 de febrero de 1994 en Zagreb, un acuerdo de alto el fuego. Me viene a la mente aquella colega, justo en la misma semana que, además, se conmemora el día internacional del Guía Turístico. Hoy los habitantes de Sarajevo, la actual capital de Bosnia y Herzegovina, se afanan igual que ella nos trasmitía, en agradar a los turistas presentando un país deseoso de recibir viajeros.
Bosnia y Herzegovina se hallan en el corazón del sudeste de Europa. Allí las civilizaciones orientales y occidentales se reunieron, a veces chocaron, pero sin duda se enriquecieron y reforzaron mutuamente a lo largo de su larga y fascinante historia. Un país muy diminuto, con ciudades destacadas como Mostar y Visegrad, que ofrecen una mezcla maravillosa de su gran patrimonio cultural y natural. No se lo pierdan.
