En Natal, la ciudad más oriental de Brasil, situada al noroeste del país, y más concretamente en la desembocadura en el Atlántico del río Potengi se localiza el Forte dos Reis Magos. Iniciada su construcción por los portugueses el 6 de enero de 1598, fue un fuerte muy significativo para la protección de Natal. Con planta de estrella de cinco puntas, defendía Brasil de las amenazas que viniesen en todas las direcciones.
No es la única mención a los Magos de Oriente que existe en la ciudad, poco después de bajar del avión, en la avenida que une el aeropuerto con el centro urbano, se encuentra un monumento que da la bienvenida al turista, conocido como el Pórtico de Natal o de los Reis Magos. Se trata de una estructura de acero en forma de estrella que queda iluminada durante la noche y cobija debajo de ella una colosal escultura de Melchor, Gaspar y Baltasar.
En su litoral, además de tomar el sol (dicen que brilla más de 300 días al año) en alguna de sus playas (como la de Punta Negra, donde se encuentran los principales hoteles, choperias y restaurantes de la ciudad), también disfrutaremos al pasear en buggy por las dunas de Genipabu pudiendo escoger con o sin emoçao, buceando entre los arrecifes de corales en Maracajaú o al nadar en la playa de Pipa, donde, con suerte, compartiremos baño con los delfines.
Al habitante del estado de Rio Grande del Norte se le conoce como pontiguar, que en lengua tupi significa comedor de camarones. Uno no debe regresar a España, sin haberlos probado y saboreado, presentados en los restaurantes locales de 30 maneras diferentes. Una para cada día del mes, dicen.
