Entre los aficionados al turismo, especialmente al denominado de sol y playa, pocos son los grupos de amigos o las parejas que no han viajado aún a la República Dominicana.
Esta isla caribeña, la primera descubierta por Cristóbal Colón (fue llamada La Española) es uno de los destinos preferidos para tumbarse a «ligar bronce» por sus más de 1. 500 kilómetros de hermosas playas. Puerto Plata se sitúa como la capital del norte del país. Aquí se disfruta de playas, parques acuáticos, deportes marinos y ecoaventuras. Posee, igual que la capital Santo Domingo, importantes museos, como el Taino, el del ámbar… un extenso jardín botánico con su teleférico, y la visitable fábrica del ron Brugal. Dicen los dominicanos que el ron les da fuerza para el día a día, de ahí que lo denominen vitamina R. Para los que gusten de una naturaleza más salvaje y virgen, la recomendación es que visiten Samaná. Impresionan los contrastes de las verdes lomas con las playas de arena blanca. Aquí aún se encuentran pequeños hoteles que no han sucumbido al fenómeno del «todo incluido».
Sin embargo, si lo que queremos es utilizar esta práctica fórmula, una buena opción es Punta Cana. Es el mayor de los destinos turísticos del país, perfecto para las vacaciones, sea en familia, sea para un viaje de luna de miel o sea, si lo que se busca es divertirse como soltero, al ritmo de merengue y bachata. Por una gran infraestructura hotelera y, sobre todo, por sus más de 50 kilómetros de playas de arenas blancas, de aguas cálidas y cristalinas y llenas de exuberantes cocoteros que llegan hasta la orilla del mar Caribe.