Milongas, jaranas y san Vito

Consultado internet, no encuentro quién me pueda indicar el número de exacto de bailes que hay en nuestro mundo. Desde luego cada lugar, cultura o origen tiene un baile o danza que lo caracteriza. Incluso en nuestro idioma hay palabras que además de denominar un tipo de baile, también tienen otro significado diferente.

La milonga es el ritmo musical típico de Argentina y de Uruguay, y a pesar de tener unas diferencias con el tango bastante acusadas existen ciertas coincidencias. En Argentina se usa la palabra verso  como «engaño, historia falsa urdida para sacar provecho de alguien», y el verbo guitarrear  con el significado de «urdir una historia, inventar un cuento sobre la marcha» y también «hablar de algo de lo que uno no sabe fingiendo que sabe». No me extrañaría que milonga (que une versos y guitarra) haya adquirido el significado de engaño de esta manera. Por ello, cuando nos cuentan algo poco creíble, decimos que nos suena a milonga.

La jarana es un baile y una forma musical originario de la península del Yucatán. En los los siglos XVII y XVIII, los españoles y los indígenas solían decir despectivamente cuando empezaban las fiestas populares, «ya empezó la jarana». Así se entendió esto como si se refirieran a la música que se tocaba durante las festividades y atribuyó el nombre como genérico a los sones que se interpretaban. Fue así que el baile regional de esta región de México adoptó el nombre de jarana. Si queremos fiesta podremos decir: nos vamos de jarana a bailar janana.

A quien se mueve sin cesar en su silla o espera apurado para entrar en un servicio se le dice popularmente que tiene «el baile de San Vito», pero ¿qué tuvo que ver este santo de la época de Diocleciano con el dicho? Cuentan que Vito fue torturado, dentro de una caldera con aceite hirviendo, por no renegar de su fe cristiana. Y la leyenda también indica que, cuando todos esperaban verle morir achicharrado, lo que vieron fue que el santo se arremangó la capa y empezó a bailar , sin parar de moverse, contagiando a toda la corte imperial empezando por el emperador. Otros señalan que fueron las terribles convulsiones que sufrió san Vito en su martirio las que asociaron al mártir después con la enfermedad, que se caracteriza por movimientos involuntarios anormales de las extremidades. En Praga, junto al castillo, está la catedral de san Vito, el edifico religioso más importante de la capital Checa, y una de las joyas de la arquitectura gótica de Europa.

Y por cierto, como diría el cantante, bailar (ya sea jarana, milonga, se tenga el baile de san vito, o no), si es pegados, es bailar.

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