Tanzania

De niño, mis padres me regalaron un zoo con animales de plástico a escala. Cuando 30 años mas tarde viajé a Tanzania, rescaté inconscientemente aquel recuerdo. Tanzania, junto con Kenia, es el destino idóneo para un primer safari.

Nada más bajar del avión, y al pie del Kilimanjaro, nuestro grupo percibió la esencia centroafricana.  Después de una cena ligera y un brindis con ginebra Konyagi, nos fuimos a descansar. Muy a primera hora, tomamos una avioneta al parque nacional del Serengueti. En el todoterreno divisamos ñus, gacelas y cebras. Alguien le preguntó al guía, recordando esos documentales de la 2, por qué no habilitan un puente en el rio para que estos herbívoros no sean devorados por los cocodrilos. El experto turístico, pues distinguía a distancia las doce variedades de gacelas, invirtió más de diez minutos en explicar este proceso de la sabia naturaleza.

En días posteriores visitamos otros parques del país. Si Serengueti es especial por sus llanuras, no lo es menos Ngorongoro. Otro madrugón. En las Garganta de Olduvai, las que se considera cuna de la especie humana, hicimos la primera parada. A media  tarde llegamos al cráter del  Ngorongoro, donde además de algún rinoceronte, en ocasiones se puede ver el león de melena negra. Dormimos en el lujoso Ngorongoro Crater Lodge. Ya desayunados nos desplazamos a un poblado masái. Nuestra guía, Matusha, habló con el jefe de la tribu, que nos dio la bienvenida al poblado. Rodeándonos, empezaron a bailar con nosotros. Reímos y les seguimos el ritmo. Posteriormente visitamos la escuela. Nos derretimos. No solo por los 27 grados de temperatura, sino por las sonrisas tan blancas de esas caras angelicales cantando el Jambo.

Ya de vuelta, nos cruzamos con más animales; jirafas, algún que otro elefante. Durante la cena nos cuentan que Matusha será sustituido por otro colega. Tuvo un rebrote de malaria. Afloran las lagrimas tras estos seis días de convivencia. Al día siguiente, ya en el aeropuerto, más sentimientos por la despedida.

África enamora. Todos prometimos volver.

PUBLICADO ORIGINALMENTE EN EL SUPLEMENTO «FUGAS» DE LA VOZ DE GALICIA. 24 SEPTIEMBRE DE 2010