La noche del 23 de junio es una festividad asociada a las celebraciones en la que se festejaba la llegada del solsticio de verano. Una tradición de encender fogatas -para dar mas fuerza al sol en esta época del año- que se celebra en muchos puntos de España.
En uno de ellos, en la comunidad valenciana, y más concretamente en Alicante, es donde se celebra, incluso hasta finales de este mes, la fiesta mayor de la ciudad: las hogueras de san Juan.
Por la comodidad en el desplazamiento, al existir vuelos directos desde Santiago, Alicante es un buen destino para recibir el verano pegado al mar Mediterráneo. En el mismo centro de la ciudad se encuentra la playa de Postiguet, y con fácil acceso en tranvía, la magnífica y enorme playa de San Juan. Es una ciudad saludable para visitar a pie e incluso se puede comer a base de picoteo: en zonas como el Barrio, el casco antiguo alrededor de la concatedral, la rambla Méndez Núñez y la calle San Francisco, más de 20 establecimientos ofrecen con cada consumición un pincho, y al que repita, una tapa diferente a la anterior.
Si buscamos algo de comida vegetariana en la misma calle tenemos el Kalamitsi, con excelente comida griega, y un poco más arriba, en la calle Bailén, a 4 minutos a pie, la Bodeguita 1999. Y por la zona muchas tabernas para disfrutar de todo tipo de arroces marineros. Porque en Alicante no hay paellas, hay arroces. Y de mil variedades: a la banda, negro, alicantino con pollo y marisco…. como el que sirven en el restaurante del Real Club de Regatas, Poniente, en el muelle de poniente, con muy buenas vistas al puerto deportivo. O en el Dársena, al otro lado, ya en el muelle de Levante. Y de postre, como no podía ser de otra manera, un helado de turrón que ayude a mitigar el calor de la Costa Blanca.
