Obra clave de la narrativa española contemporánea, Tranvía a Malvarrosa es una novela de iniciación en la que el primer amor, los placeres sensoriales, el cine, el mar, la política, la iglesia católica y la muerte se entremezclan con el aroma y la geografía de la Valencia de los años cincuenta. En uno de mis viajes a Valencia -por cierto tenemos vuelos directos desde Santiago (martes y miércoles) y también desde A Coruña (lunes y jueves)-, desde el hotel se divisaba una panorámica de la ciudad con la playa de Malvarrosa al fondo. Para llegar a esta playa urbana, en el propio hotel me sugieren que utilice el tranvía, que tiene justo una parada delante. Aunque fue en 1972 cuando Valencia retiró su último tranvía, 22 años más tarde la ciudad del Turia recupera el perdido tranvía a la Malvarrosa, más moderno y menos ruidoso que antaño. A 50 kilómetros por hora une algunos barrios con el paseo Neptuno, pasando por el centro histórico, donde incluso efectúa una entrada en la antigua estación de madera, conocida como Pont de Fusta. En esta zona de la playa inicialmente estaban los merenderos y donde los valencianos tomaban las aguas termales. Hoy es una zona de restaurantes tradicionales, en los que podremos degustar exquisitas paellas y otros platos típicos mirando al mar.

