Los romanos la llamaron Vindobona, nombre de origen celta que significa ciudad blanca. Antigua y moderna a la vez, Viena tiene algo que engancha. Capital de la música, cuna de compositores como Strauss, Haydn, Schubert o Mozart, morada de afamadas óperas, la ciudad ofrece más de cien museos: el de Historia del Arte -el más visitado-, el Albertina -con obras de Picasso, Renoir o Miró-, los sorprendentes de Los Relojes y del Esperanto -esa lengua enigmática y artificial-, o el Globen, el único del mundo dedicado a los globos terráqueos, pero también recorridos culturales como el que hilvana los lugares que fueron escenario de la vida de Isabel de Baviera (Sissi Emperatriz).
Viena es también gastronomía y cruce de culturas, con una gran variedad de platos procedentes de todas las cocinas del mundo, que degustaremos a orillas del Danubio, finalizando con una deliciosa tarta Sacher, postre típico austríaco, acompañado por un buen café vienés, de ligero toque a canela y chocolate.
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Museo de Historia del Arte de Viena