Un viaje a Provenza es una garantía de experiencias gastronómicas de primera. Sabiendo que desde cualquier aeropuerto gallego existe un cómodo enlace a ciudades como Niza o Marsella, nos será muy apetecible conocer el destino y saborear los productos naturales de la región. La conducción será apasionante.
Pocos lugares seducen tanto como la Provenza francesa, con buenas carreteras que cruzan campos de lavanda, bosques y viñedos. Apetecible es también su extensa y variedad gastronomía. Encontraremos restaurantes de todos los niveles y presupuestos. Eso sí, recuerde que sus horarios son diferentes a los nuestros. Quizás, para empezar, una buena sopa bullabesa, plato de pescados hervidos y aromatizados. En Niza, incluso han sabido sacar jugo al pan creando platos como el pissaladière. Una pasta de sardinas y anchoas sobre una rebanada de pan, y decoradas con unas aceitunas negras. Nos puede llamar la atención que el caballo y el guiso de toro, aparezcan en la cocina de la Provenza
Pero también encontraremos platos elaborados con ternera o cerdo. Y especialidades marineras: zarzuelas de mariscos, pescados cocinados, a la parrilla o en salazón. La brandada de Nimes es un bacalao desalado mezclado con ajo y aceite de oliva, ideal para rellenar pimientos a la brasa o como aperitivo con pan. Especialmente en verano, los vegetarianos pueden pedir el ratatouille, (sí sí, como la peli de Disney) elaborada con diferentes hortalizas. O un arroz rojo de Camargue.
Y al final, postres para chuparse los dedos. Por ejemplo, sus famosos quesos, la mayoría hechos a base de leche cruda de cabra. O unas fresitas de Nimes acompañadas de crepes con chocolate. Y para apagar la sed, qué mejor que los grandes rosados provenzales de algunas de sus denominaciones de origen. ¡Bon appétit!!