En Uganda, la naturaleza es la protagonista. Los accidentes geográficos son monumentales y tienen nombres legendarios. Aquí, los colores se transforman. El amarillo de la sabana deja lugar al verde tropical y al rojo arcilloso. Conforme se avanza y se recorre el país (cada día se visita una zona diferente), se va disfrutando con la belleza del paisaje. En los tours organizados, de al menos diez días de duración, uno descubre múltiples sensaciones: llegar a las fuentes del Nilo. Al punto de nacimiento de ese gran río que tras recorrer 6.000 km, desemboca en el Mediterráneo. Disfrutar de la experiencia que es realizar un safari fotográfico a bordo de un barco, de camino a las cataratas Murchison, mientras se escuchan las aguas del Nilo caer al vacío desde una altura de 40 metros. Darse un chapuzón en el lago Bunyonyi, después de visitar los poblados locales que lo rodean. Cruzar la línea del Ecuador, admirando la biodiversidad del parque nacional de Queen Elizabeth. Flora y también fauna. Acampar de forma salvaje en el medio del delta del Nilo, en tiendas de campañas custodiadas por elefantes, jirafas y leones. Visitar el santuario de rinocerontes de Ziwa, donde se puede realizar un safari a pie, eso sí acompañados por expertos Rangers, por si acaso… Hacer trekking por el bosque tropical de Budongo en busca de chimpancés, asesorados por guías investigadores locales. Para finalmente, cruzando la frontera, llegar al parque nacional de los Volcanes, ya en Ruanda y observar los últimos gorilas de montaña del planeta.
Sin duda, al regreso del viaje nos quedará el recuerdo de haber contemplado a estos animales en libertad, dentro de un espacio a salvo de la crueldad a que eran sometidos antes de que la naturalista Dian Fossey diese su vida a favor de la protección de estos primates.