La selva amazónica ocupa el cuarenta por ciento del territorio sudamericano, y más de su mitad se encuentra en Brasil. Esta alfombra verde alberga en su inmensidad, aparte de animales, plantas y quizá alguna tribu indígena todavía desconocidos, el río más largo del planeta. Su floresta es habitada por casi mil especies de aves, papagayos, tucanes, pájaros carpinteros…. y mamíferos, como la onza, ese felino rarísimo de ver. La dificultad para que la luz penetre, debido a la abundancia y espesura de las copas, hace que la vegetación rastrera sea escasa, como los animales que habitan el suelo y necesitan de dicha vegetación. Caminando a través de la selva es posible sorprenderse con las propiedades de algunas raíces y plantas, que según los guías –esenciales en este viaje- pueden curar desde la jaqueca hasta el cáncer. Y más: precisamente de allí procede la materia prima del perfume Chanel nº 5, del árbol nativo de la Amazonia llamado Palo-Rosa.
Entre las posibilidades para divertirse mientras se conoce la Amazonia brasileña están una excursión al laberíntico archipiélago de Anavilhanas, la visita a las comunidades indígenas, la pesca de la piraña y el enfoque del yaceré durante la noche, y de forma especial, el encontro das águas, una experiencia que consiste en navegar en una misma agua con dos colores diferentes: es así porque, en su confluencia, el río Negro -de aguas más oscuras- y el Solimôes -de tonalidad arcillosa- discurren juntos 15 kilómetros sin mezclarse, al tener velocidades y densidades distintas.
Alojamiento
El hospedaje en la selva es acorde con el entorno. La mayoría de los establecimientos son tipo eco-lodge, sin grandes lujos, pero confortables. Así que estas Navidades, sé original y no regales un frasco de colonia. Invita a tu pareja a Manaus para tocar el árbol del que se obtiene dicho perfume. Bom de mais!
