Hay un chiste que cuenta que cuando llegó Armstrong a la luna, ya había un bar regentado por un gallego. Bromas aparte, el nombre de Galicia está muy presente en el mundo, y no solamente en el letrero de ciertos locales de hostelería, también incluso en la toponimia local en diversos países. Así en nuestra querida Argentina nos encontramos una Villa Galicia, cerca de Buenos Aires; un Rio Gallegos, que es la puerta de entrada a la Patagonia, un nombre más luctuoso, Gallego Muerto, ya en el norte del país; y un Rancho Boquillas de los Gallegos en México.
También hay ciudades, villas y hasta aldeas con el idéntico nombre que las de nuestra comunidad que pueden ser visitadas fuera de España: Punta Muros en Venezuela, Grove City en Norteamérica, otro Betanzos en Bolivia, Pereira en Colombia, Comodoro-Rivadavia en Argentina… y Santiago, que dicen que hay mas de 400 en el mundo: La capital de Chile, el de Cuba, el mexicano Querétaro, Santiago León de Caracas, Santiago Boom en Belice, o los tres que hay en Filipinas. Incluso el Papa Juan Pablo II ironizó en su visita a Compostela, con un “yo también soy de Galicia”, al haber nacido en la Galitzia polaca.
Aunque quizás es caso mas llamativo de toponimia galaica, sea el de una minúscula isla de 25 kms2, situada en el lejano océano Índico, y bautizada como Agalega por João da Nova, navegante conocido por Juan el Gallego y que la descubrió en 1501. No me sorprendería si algún hotel de lujo de su vecina Mauricio, preparase un exquisito y refinado caldo de grelos, apañados y traídos de ese islote.